viernes, 10 de julio de 2009

Ahora sí, a entrenar

Días para la maratón: 105
Peso: 94,6 (7,0)



Esta entrega se publica con atraso. Por mi viaje a París y circunstancias familiares, apenas hoy pude sentarme a ponerme al día.

Justamente hoy comienza el periodo de 15 semanas de entrenamiento para la maratón.

Por el lado de los kilos, ya tengo recorrido un tercio del camino (7 de 21 que aspiro a perder).

Claro que después de 75 días en este plan me hubiera gustado que fueran más. Pero por tratar de llegar más rápido a esa meta, me enfermé y perdí casi tres semanas de ejercicio.

Así que en los entrenamiento de la maratón voy a poner en práctica lo aprendido. Ir poco a poco me va a llevar más lejos.

Por ahora quedan con mi amigo personal y colega de la universidad, Juan Ignacio Cortiñas. Más abajo les hablo de mi plan de entrenamiento.


Jessica Rabbit en el plato o de por qué las malas siempre están muy buenas (II)



La última vez que colaboré en el blog de mi querido amigo José, dilucidábamos sobre el papel de los carbohidratos en esta película que es un régimen alimenticio. Quedaba en el aire la duda: ¿son buenos?, ¿son malos? ¿Bipolares?
La clave está, como en las buenas películas de suspenso, en un carácter recóndito que puede hacer que un personaje aparentemente bondadoso, como un donut bañado en jarabe de azúcar, pueda ser más maluco que una ración de garbanzos hervidos. Ese “toque de locura” lo da el IG, o dicho en román paladino: el índice glicémico.
Este índice (también llamado glucémico) está basado en los niveles de glucosa plasmática que un carbohidrato es capaz de alterar cuando es consumido. ¿Qué quiere decir eso? Sencillo: un carbohidrato con un alto IG libera glucosa a una velocidad más rápida. Algo así como un chute de energía.
Esto no tiene por qué ser nada malo; de hecho, las personas que realizan grandes esfuerzos físicos –gimnastas, levantadores de pesas- necesitan consumir este tipo de carbohidratos durante el entrenamiento, pues con ello obtienen energía con mucha rapidez para seguir dale que te dale a la mancuerna. El problema es cuando esa energía se ingiere pero no se gasta, pues se transforma en… Jessica Rabbit.
¿Por qué ocurre esto? Porque el cuerpo humano es así de tacaño. Cuando recibe energía de sobra, la guarda en forma de grasa.
Los carbohidratos simples suelen tener un IG mucho más elevado: son energía pura que el cuerpo obtiene a los pocos minutos de haber sido ingerida; los complejos, al estar compuestos principalmente por almidones, tardan más tiempo en ser metabolizados. Aunque, como siempre ocurre, no existe un patrón inamovible.
Para aquellas personas que necesiten perder peso, los carbohidratos con un alto IG (pan blanco, azúcares, y sus combinaciones: donuts y demás bollería y pastelería) podrían ser efectivos cuando están haciendo ejercicio, pues obtendrán energía inmediata para seguir con sus largas caminatas. Para eso están esas bebidas energéticas con alto contenido en glucosa. Pero, en el momento en que estén tirados en un sofá, son el antojo a vencer.
Los carbohidratos con bajo IG (pan integral, legumbres, vegetales, frutas, arroces largos e integrales, frutos secos) sirven para reponer lentamente a un cuerpo gastado de tanto esfuerzo y, como en su mayoría tienen elevados índices de fibra, “llenan” más rápidamente el estómago y contribuyen a comer menos.
Sí, lo sé, son menos atractivos y sabrosos. Pero lo importante es seguirse alimentando bien y perder esos kilitos de más, ¿cierto? Pues eso.
Como resumen: traten de evitar carbohidratos con alto índice glicémico. En Internet encontrarán miles de listas para identificarlos.
En la próxima de mis colaboraciones prometo hablarles de las grasas, esa femme fatale.




Por recomendación de Will Grant, el plan de entrenamiento que voy a seguir es el de Mike Gratton, que ganó la maratón de Londres en 1983, y que sigue siendo un referencia después de todos estos años. Por algo será.

Mi objetivo es tratar de terminar en menos de cinco horas. Por dos razones. La primera es porque creo que puedo hacerlo. La segunda es que a las cinco horas de comenzada mi maratón vuelven a abrir las calles y recogen la meta.

De modo que no tengo muchas más opciones si quiero proteger mi integridad y que quede algún registro de mi esfuerzo.

Ahora me voy, que quiero trotar un poco antes de desayunar.

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